Por: Este artículo es una transcripción y adaptación de la nota “La Revolución Greendustrial: Redefiniendo Nuestro Legado” de Guillermo Dufranc, Project Manager en Tridimage (agencia de diseño de packaging argentina), para Infopack International. La Revolución Industrial marcó un antes y un después en la historia de la humanidad. Nos trajo avances tecnológicos, producción masiva y una economía impulsada por la innovación. Pero ese progreso tuvo un costo: la emisión descontrolada de gases de efecto invernadero (GEI), la extracción masiva de recursos naturales y un sistema lineal de acumular residuos que nos enfrenta a retos ambientales y sociales sin precedentes. Ahora, en pleno siglo XXI, necesitamos una nueva revolución. Una Revolución Greendustrial que transforme no solo lo que producimos, sino cómo lo hacemos, con una mirada regenerativa y sostenible que reconfigure la industria desde sus cimientos. Para resolver problemas de proporciones históricas, no podemos simplemente seguir apilando nuestros residuos, esperando que las consecuencias desaparezcan. Este cambio sistémico debe incluir la economía circular, el ecodiseño y, sobre todo, una mentalidad renovada que valore los recursos del planeta. ¿Qué es la economía circular en la industria del packaging sustentable? En pocas palabras, implica cómo respetamos, usamos y valoramos los materiales que nos brinda nuestro planeta para fabricar envases. Es hacer el esfuerzo por mantenerlos en uso el mayor tiempo posible. Esto lo podemos hacer de dos maneras: con ciclos cerrados (preferible) y ciclos abiertos (cuando no queda más remedio). Ilustro la diferencia entre ambos, con dos ejemplos muy simples: Ciclo Cerrado: una botella de vidrio que se fabrica, se usa, se reutiliza todas las veces posibles para mitigar su impacto ambiental, y luego se recicla para convertirse nuevamente en una botella lista para volver a ser utilizada. Con el vidrio y el metal, podemos decir que la recuperación es casi total. No sucede lo mismo con el papel o el plástico que pierden propiedades mecánicas y muchas veces necesitan ser reforzados con materia prima virgen. Ciclo Abierto: una botella de plástico que luego de su uso se recicla y se transforma en una chaqueta o un banco de plaza. Queda claro que su uso será prolongado, mucho más que el envase original. Seguramente demore años, o décadas, en llegar la hora de su reciclaje. En este punto sería imposible pensar que la chaqueta o el banco de plaza se utilicen para hacer nuevas botellas. Además, durante su prolongado tiempo de uso, se requirió extraer materia prima vírgen, o reciclaje de otras botellas, para proveer al mercado de las botellas que se necesiten. El papel crucial del ecodiseño La economía circular necesita del ecodiseño para funcionar de manera óptima. Esto comienza desde el primer momento en que se concibe un producto, analizando cómo minimizar su impacto en todas las etapas de su ciclo de vida. Esto implica elegir materiales de baja huella, optimizar los procesos productivos, elegir proveedores locales, reducir el impacto del transporte, promover la reutilización y facilitar la reparación y el reciclaje.  Este tipo de innovación es la que caracteriza a lo que llamo la Revolución Greendustrial: una evolución industrial que retoma el progreso de la Revolución Industrial, pero con la conciencia ambiental y la responsabilidad que ahora sabemos son esenciales. Ya no se trata solo de diseñar un producto que se vea bien y funcione correctamente, sino de asegurar que tenga un ciclo de vida optimizado, desde la extracción de los recursos hasta su disposición final, revalorizando y reutilizando materiales en la medida de lo posible. El futuro de la industria es Greendustrial La Revolución Greendustrial no es solo un sueño; es una necesidad. Incorporar estrategias sostenibles no es incompatible con la rentabilidad; al contrario, permite a las empresas innovar, reducir costos y fortalecer su reputación en un mercado cada vez más exigente. Si queremos asegurar un futuro donde el progreso no comprometa la habitabilidad del planeta, necesitamos desafiar nuestras prácticas actuales, ser innovadores en la manera en que diseñamos y usamos los recursos, y empezar a ver cada decisión como una oportunidad para crear un impacto positivo. Nuestras acciones hoy se reflejarán en el paisaje del mañana.