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Invernaderos conectados e insectos protectores: cómo Savéol cultiva la excelencia sin pesticidas

La cooperativa francesa Savéol, nos acerca una propuesta hortícola bajo invernadero que combina tecnología, control biológico y saber agronómico para ofrecer tomates y frutillas sabrosas, libres de pesticidas y respetuosas del medioambiente.

  • 15/09/2025 • 13:00
Fotos: Banco de imágenes

Escrito por: Hugo, estudiante francés de Ingeniería Agronómica en la ESA de Angers, pasante en el INTA Buenos Aires y también en Red Alimentaria, editado por Eugenia Bonanno, Bromatóloga y redactora FoodTech

 

En un mundo donde los consumidores buscan alimentos cada vez más sanos, sostenibles y accesibles, la calidad sin compromisos se ha vuelto central. Frente a la urgencia climática y a los riesgos sanitarios ligados a los pesticidas, los horticultores se ven obligados a reinventar sus prácticas.

Savéol: una cooperativa modelo en Francia

Savéol nació en 1962 y hoy reúne a 126 productores bajo invernaderos de vidrio en Bretaña, al oeste de Francia. En 2024, la superficie cultivada alcanza las 285 hectáreas, con una producción de 74.000 toneladas de tomates y 3.000 toneladas de frutillas, lo que convierte a la cooperativa en líder del mercado francés. Esta actividad representa además un fuerte impacto económico y social, ya que genera alrededor de 2.500 empleos directos en la región.

La clave del éxito radica en un modelo productivo sustentable certificado “Sin pesticidas” desde la flor hasta el plato, que combina control biológico, polinización natural e innovación tecnológica en invernaderos conectados.

Control biológico: la alternativa natural a los químicos

El corazón de la estrategia de Savéol es el control biológico, un método que reemplaza los pesticidas de síntesis por enemigos naturales de las plagas. En lugar de recurrir a productos químicos, se introducen insectos auxiliares capaces de regular de manera natural poblaciones dañinas como la mosca blanca, los pulgones o los trips.

La cooperativa desarrolló una herramienta única en Europa: la Granja de insectos, donde produce sus propios insectos protectores. Esta independencia permite responder con rapidez a las necesidades de los cultivos, ajustar las especies a cada situación y garantizar disponibilidad durante todo el ciclo productivo.

Entre los protagonistas se encuentra Encarsia formosa, una microavispa de apenas un milímetro que deposita sus huevos en las ninfas de la mosca blanca. Al desarrollarse dentro de su huésped, la larva interrumpe el ciclo reproductivo de la plaga, constituyendo una barrera biológica eficaz. Junto a ella, Macrolophus, una chinche depredadora omnívora, actúa como red de seguridad al alimentarse de huevos de aleuródidos, trips y pulgones. Su versatilidad resulta clave, aunque requiere un manejo cuidadoso, ya que en ausencia de presas puede alimentarse de tejidos vegetales.

El sistema se complementa con trampas amarillas adhesivas, que permiten detectar la presencia de plagas y decidir si es necesario intervenir. De esta manera, cada productor cuenta con un dispositivo de control a medida, totalmente integrado a un sistema de cultivo que incluye producción en canaletas fuera del suelo, reciclaje del agua de drenaje y un riguroso control climático dentro de los invernaderos. Gracias a este modelo, alrededor del 90 % de la producción de la cooperativa cuenta hoy con la certificación “Sin pesticidas”.

Polinización natural con abejorros

Además de los insectos auxiliares para el control biológico, la granja de insectos de Savéol también cría abejorros destinados a la polinización natural. Estos se instalan directamente dentro de los invernaderos, donde su actividad regular y eficiente favorece la fecundación de las flores. Como resultado, se obtiene una mejor calidad en los frutos, cosechas más homogéneas y una producción constante durante todo el año.

La ventaja de producir bajo invernadero

El uso de invernaderos conectados aporta múltiples beneficios que responden a las demandas actuales de sustentabilidad y rendimiento. Gracias a computadoras climáticas y sensores, los productores pueden gestionar en tiempo real factores como temperatura, humedad, riego o ventilación, incluso desde un teléfono móvil. Este control preciso asegura condiciones óptimas para los cultivos.

Otro aspecto fundamental es el riego en circuito cerrado. El agua que no es absorbida por las plantas se recupera, filtra y reutiliza al 100 %, lo que elimina desperdicios y reduce significativamente el impacto sobre los recursos hídricos. Frente a los desafíos del cambio climático, esta gestión racional del agua se convierte en un recurso estratégico.

Por último, el invernadero ofrece un entorno protegido de las variaciones climáticas externas. Viento, lluvia, sequía o cambios bruscos de temperatura no afectan directamente a los cultivos, lo que permite mantener rendimientos estables, extender las temporadas de producción y garantizar una calidad constante en los frutos.

Conclusión: una agricultura moderna y responsable

El modelo de Savéol demuestra que es posible combinar productividad, sustentabilidad e innovación en horticultura. A través del control biológico, la polinización con abejorros, el manejo digital de invernaderos y una gestión circular del agua, la cooperativa francesa abre el camino hacia una agricultura más respetuosa del planeta y alineada con las expectativas sociales de los consumidores.

La experiencia de Savéol confirma que la tecnología y la naturaleza, cuando se integran inteligentemente, pueden ofrecer alimentos saludables, sabrosos y sostenibles, marcando un rumbo claro para la agricultura del futuro.