<p dir="ltr">Escrito por: Eugenia Bonanno, Bromat&oacute;loga <p dir="ltr">&nbsp; <p dir="ltr">Durante a&ntilde;os, la innovaci&oacute;n en alimentos saludables se centr&oacute; en la composici&oacute;n nutricional: menos az&uacute;car, menos grasa, m&aacute;s fibra y prote&iacute;nas. Sin embargo, un producto puede ser nutricionalmente impecable y aun as&iacute; fracasar si no genera placer al comerlo. En la nueva era del foodtech, el sabor ya no es suficiente: la textura se ha convertido en el lenguaje oculto del placer alimentario. <p dir="ltr">La ingenier&iacute;a sensorial surge como la disciplina que traduce el disfrute en ciencia. Combina reolog&iacute;a, ac&uacute;stica, neurociencia y tecnolog&iacute;a de alimentos para dise&ntilde;ar texturas capaces de despertar las mismas emociones que los productos indulgentes, pero con perfiles nutricionales optimizados. La revoluci&oacute;n consiste en hacer que lo saludable se sienta igual de delicioso. De la nutrici&oacute;n a la neurociencia del placer <p dir="ltr">La aceptaci&oacute;n de un alimento no depende solo de su sabor o valor nutricional, sino de c&oacute;mo el cerebro interpreta su textura. La neurogastronom&iacute;a , una rama emergente que estudia la relaci&oacute;n entre percepci&oacute;n sensorial, emoci&oacute;n y cognici&oacute;n, demostr&oacute; que la sensaci&oacute;n t&aacute;ctil y sonora de los alimentos activa zonas cerebrales vinculadas al placer, la recompensa y la saciedad. <p dir="ltr">Cuando un alimento cruje, espumea o se funde en la boca, el cerebro libera dopamina y endorfinas similares a las que se activan ante experiencias placenteras no alimentarias. Este fen&oacute;meno explica por qu&eacute; ciertos snacks son adictivos o por qu&eacute; preferimos texturas cremosas: la textura estimula nuestro cerebro m&aacute;s all&aacute; del gusto. <p dir="ltr">Estudios de la Universidad de Oxford revelan que el sonido de la mordida puede modificar hasta un 30 % la percepci&oacute;n de frescura, mientras que la resistencia mec&aacute;nica al masticar influye en la sensaci&oacute;n de saciedad. En otras palabras, la textura &ldquo;ense&ntilde;a&rdquo; al cerebro cu&aacute;ndo estamos satisfechos. Este hallazgo redefine el enfoque del desarrollo de alimentos funcionales: si la textura puede modular placer y saciedad, tambi&eacute;n puede ayudar a crear productos saludables que la gente elija repetir. <p dir="ltr"> Ingenier&iacute;a sensorial: del laboratorio a la cuchara <p dir="ltr">La ingenier&iacute;a sensorial combina percepci&oacute;n humana e inteligencia artificial para dise&ntilde;ar texturas que optimicen la experiencia del consumidor. Se trata de reproducir o reinventar las sensaciones t&aacute;ctiles, visuales y ac&uacute;sticas que hacen que un alimento resulte placentero. <p dir="ltr">Gracias al uso de modelos computacionales y machine learning, los desarrolladores ahora predicen la aceptaci&oacute;n sensorial antes de fabricar el producto. Por ejemplo, un algoritmo puede anticipar qu&eacute; combinaci&oacute;n de prote&iacute;nas vegetales e hidrocoloides generar&aacute; una textura cremosa similar a la grasa, o qu&eacute; nivel de aireado otorgar&aacute; una sensaci&oacute;n de ligereza sin alterar el sabor. <p dir="ltr">En los &uacute;ltimos a&ntilde;os, esta ingenier&iacute;a del placer se convirti&oacute; en un pilar estrat&eacute;gico de la industria de alimentos funcionales, que enfrenta el desaf&iacute;o de mantener la indulgencia sin comprometer la salud. Yogures proteicos m&aacute;s suaves, snacks sin fritura con crocancia intensa, helados plant-based que se derriten como crema: todos son fruto de esta nueva sinergia entre ciencia sensorial y nutrici&oacute;n inteligente. Tecnolog&iacute;as que reinventan el placer &nbsp;Microestructuras que enga&ntilde;an al paladar <p dir="ltr">Uno de los grandes logros de la ingenier&iacute;a sensorial es la creaci&oacute;n de microestructuras que imitan la textura grasa sin su aporte cal&oacute;rico. A trav&eacute;s de microencapsulaci&oacute;n de l&iacute;pidos o emulsiones dobles (agua-en-aceite-en-agua), los investigadores logran retener got&iacute;culas microsc&oacute;picas de aceite rodeadas por capas de agua, generando una sensaci&oacute;n untuosa y lubricante con hasta un 70 % menos de grasa total. <p dir="ltr">Estas emulsiones inteligentes permiten formular aderezos, mayonesas o postres con perfil light, pero con la misma experiencia sensorial. Adem&aacute;s, se emplean prote&iacute;nas vegetales y biopol&iacute;meros para estabilizar la estructura, aumentando la sensaci&oacute;n de cuerpo y persistencia en boca. &nbsp;Crocancias inteligentes: ingenier&iacute;a del sonido y la fractura <p dir="ltr">La crocancia es uno de los atributos m&aacute;s codiciados por los consumidores. Su percepci&oacute;n no solo depende de la dureza del alimento, sino del sonido que produce al romperse. <p dir="ltr">Mediante t&eacute;cnicas de horneado controlado, extrusionado y aireado, es posible obtener matrices porosas que expanden los almidones y prote&iacute;nas sin necesidad de fre&iacute;r. Este proceso reduce dr&aacute;sticamente las calor&iacute;as y los aceites, pero conserva el sonido caracter&iacute;stico que el cerebro asocia con placer y frescura. <p dir="ltr">En Jap&oacute;n y Europa, algunas empresas desarrollan &ldquo;chips ac&uacute;sticos&rdquo; con sensores que miden en tiempo real la relaci&oacute;n entre fractura y percepci&oacute;n sonora, creando perfiles de crocancia personalizados para diferentes mercados. As&iacute;, un snack puede ser reformulado para resultar m&aacute;s crujiente en Asia o m&aacute;s aireado en Am&eacute;rica Latina, seg&uacute;n las preferencias culturales. Grasas sensoriales sin grasa <p dir="ltr">Reproducir la sensaci&oacute;n grasa , esa lubricaci&oacute;n cremosa que recubre la lengua, es uno de los mayores desaf&iacute;os del desarrollo saludable. La soluci&oacute;n llega desde los hidrocoloides, pol&iacute;meros naturales (como goma xantana, pectina o alginatos) capaces de formar estructuras que se deslizan como l&iacute;pidos sin aportar calor&iacute;as. <p dir="ltr">Nuevos biopol&iacute;meros obtenidos por fermentaci&oacute;n microbiana incluso pueden activar los receptores de placer oral, generando la misma percepci&oacute;n t&aacute;ctil que la grasa tradicional. En productos plant-based, estos compuestos logran texturas m&aacute;s indulgentes sin comprometer el perfil nutricional. Algunos helados veganos, por ejemplo, utilizan combinaciones de fibra soluble y prote&iacute;nas de avena para crear una sensaci&oacute;n cremosa y persistente que rivaliza con la versi&oacute;n l&aacute;ctea. <p dir="ltr">Adem&aacute;s, los fabricantes est&aacute;n recurriendo a aeraci&oacute;n controlada: incorporar microburbujas de aire para aumentar el volumen aparente y la sensaci&oacute;n de ligereza. Este m&eacute;todo no solo mejora la textura, sino que tambi&eacute;n modula la percepci&oacute;n cal&oacute;rica del consumidor, reforzando la idea de un placer &ldquo;sin culpa&rdquo;. &nbsp;Digitalizaci&oacute;n sensorial: IA y gemelos digitales del sabor <p dir="ltr">La digitalizaci&oacute;n lleg&oacute; tambi&eacute;n al mundo de la textura. Con el avance de la inteligencia artificial y el modelado computacional, los investigadores desarrollan gemelos digitales del alimento, r&eacute;plicas virtuales que simulan sus propiedades f&iacute;sicas y sensoriales. Estas herramientas permiten prever c&oacute;mo un cambio en la formulaci&oacute;n &mdash;por ejemplo, reemplazar aceite por fibra&mdash; modificar&aacute; la percepci&oacute;n de cremosidad o crocancia. <p dir="ltr">Empresas como NotCo o Givaudan utilizan algoritmos de machine learning que cruzan millones de datos de sabor, textura y composici&oacute;n para encontrar combinaciones equivalentes a ingredientes tradicionales. As&iacute;, un sistema puede sugerir qu&eacute; mezcla de prote&iacute;nas vegetales reproducir&aacute; la sensaci&oacute;n grasa de la leche o qu&eacute; tipo de almid&oacute;n inflado crear&aacute; el sonido de una papa frita sin fre&iacute;r. <p dir="ltr">La digitalizaci&oacute;n sensorial acelera el desarrollo de productos funcionales porque reduce las pruebas f&iacute;sicas y permite ajustar la textura con precisi&oacute;n milim&eacute;trica antes de llegar al prototipo. En la pr&aacute;ctica, la IA se convierte en un &ldquo;ingeniero sensorial virtual&rdquo; que equilibra placer, nutrici&oacute;n y sostenibilidad. Casos reales y aplicaciones industriales <p dir="ltr">La ingenier&iacute;a sensorial no es un experimento acad&eacute;mico: ya est&aacute; transformando la industria alimentaria global. <p dir="ltr">Danone y Nestl&eacute; Health Science aplican t&eacute;cnicas de dise&ntilde;o sensorial para crear productos destinados a adultos mayores o pacientes con necesidades especiales. Las texturas adaptadas , m&aacute;s cremosas, menos viscosas o m&aacute;s f&aacute;ciles de tragar, mejoran la adherencia y el disfrute, factores clave en la nutrici&oacute;n cl&iacute;nica. &nbsp; <p dir="ltr">Givaudan y B&uuml;hler formaron una alianza para construir una biblioteca sensorial de texturas, donde se recopilan datos ac&uacute;sticos, reol&oacute;gicos y t&aacute;ctiles de cientos de productos. Estos bancos de datos permiten desarrollar matrices plant-based con perfiles de mordida, fractura o lubricidad personalizados. &nbsp; <p dir="ltr">NotCo (Chile) utiliza inteligencia artificial para replicar la textura y la sensaci&oacute;n en boca de alimentos animales en versiones 100 % vegetales. Su algoritmo &ldquo;Giuseppe&rdquo; predice qu&eacute; combinaciones de ingredientes naturales generan la misma cremosidad o elasticidad. &nbsp; <p dir="ltr">Nuritas (Irlanda) explora p&eacute;ptidos bioactivos que modulan la percepci&oacute;n de saciedad y placer, vinculando nutrici&oacute;n funcional con bienestar emocional. <p dir="ltr">Estos ejemplos evidencian un cambio de paradigma: el placer ya no es el enemigo del alimento saludable, sino su aliado estrat&eacute;gico. M&aacute;s all&aacute; del sabor: placer, bienestar y sostenibilidad <p dir="ltr">En el contexto actual, donde los consumidores buscan experiencias alimentarias placenteras pero conscientes, la ingenier&iacute;a sensorial se convierte en un puente entre tres valores: salud, bienestar y sostenibilidad. <p dir="ltr">Los alimentos funcionales enfrentan un dilema cl&aacute;sico: mejorar la composici&oacute;n nutricional suele alterar su textura o sabor. La ingenier&iacute;a sensorial resuelve este conflicto al ofrecer tecnolog&iacute;as que compensan la p&eacute;rdida de indulgencia mediante dise&ntilde;o estructural, sin recurrir a aditivos artificiales. <p dir="ltr">Esta revoluci&oacute;n textural no solo mejora la experiencia del consumidor, sino que promueve una alimentaci&oacute;n m&aacute;s sostenible. Al reducir grasas, az&uacute;cares y procesos de fritura, disminuye el impacto ambiental y la dependencia de ingredientes cr&iacute;ticos. En el caso de las prote&iacute;nas vegetales, las texturas avanzadas permiten sustituir fuentes animales sin sacrificar el placer de comer. <p dir="ltr">Adem&aacute;s, el concepto de &ldquo;placer saludable&rdquo; redefine la comunicaci&oacute;n y el marketing de los alimentos funcionales. El consumidor actual no busca solo beneficios fisiol&oacute;gicos, sino emociones positivas asociadas al acto de comer. En este sentido, la ingenier&iacute;a sensorial se convierte en un componente emocional del producto, capaz de generar fidelidad y bienestar simult&aacute;neamente. <p dir="ltr">&nbsp; Conclusi&oacute;n <p dir="ltr">La pr&oacute;xima generaci&oacute;n de alimentos funcionales no se definir&aacute; &uacute;nicamente por su formulaci&oacute;n bioactiva, sino por su capacidad de emocionar. La ingenier&iacute;a sensorial y la ciencia de las texturas est&aacute;n cambiando el paradigma: ya no se trata solo de nutrir, sino de encantar. <p dir="ltr">A medida que las tecnolog&iacute;as se vuelvan m&aacute;s accesibles y los algoritmos sensoriales m&aacute;s precisos, veremos productos que equilibran placer, salud y sostenibilidad con la misma naturalidad con que hoy disfrutamos una porci&oacute;n de chocolate o un pan reci&eacute;n horneado. <p dir="ltr">El futuro de la alimentaci&oacute;n saludable ser&aacute; t&aacute;ctil, ac&uacute;stico y emocional. Y estar&aacute; dise&ntilde;ado, desde su microestructura hasta su sonido, para recordarnos que el bienestar tambi&eacute;n puede crujir, fundirse y deleitar. &nbsp;