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Bioactivos emergentes: hongos, adaptógenos y postbióticos

 Ingredientes como el reishi, la ashwagandha o los postbióticos han dejado de ser consumidos solo por un público de nicho y comienzan a instalarse en el mercado de suplementos y alimentos funcionales.

  • 22/10/2025 • 10:47
Fotos: Banco de imágenes

Escrito por: Eugenia Bonanno, Bromatóloga

 

Durante la última década, el mercado del bienestar ha vivido una explosión de tendencias que iban desde dietas extremas hasta superfoods exóticos. Sin embargo, lo que comenzó como un fenómeno impulsado por marketing aspiracional y redes sociales hoy atraviesa una transformación profunda: la validación científica y la regulación.

La pandemia de COVID-19 aceleró este cambio: los consumidores pasaron de buscar “energía” o “detox” a priorizar la inmunidad, la salud mental y la longevidad. Esto coincidió con un aumento de estudios clínicos, la estandarización de extractos y el interés de multinacionales que incorporaron estos ingredientes en portafolios globales.

Pero el camino hacia la consolidación no es lineal. En América Latina, la regulación sigue fragmentada y, en muchos casos, rezagada frente a la innovación. Los hongos medicinales, los adaptógenos herbales y los postbióticos enfrentan desafíos para lograr un marco legal claro que permita su comercialización masiva sin perder trazabilidad ni evidencia.

Este artículo explora cómo los bioactivos emergentes pasan del “hype wellness” a convertirse en categorías respaldadas por la ciencia, qué players están liderando el cambio y cuáles son las oportunidades y obstáculos para la región.

De tendencia nicho a mainstream: ¿qué cambió?

En los primeros años del boom wellness (2015–2020), el consumo de ingredientes como la maca, la cúrcuma o los hongos reishi se movía casi exclusivamente en canales especializados: tiendas naturistas, herbolarios y suplementos importados en e-commerce. El motor principal no era la evidencia científica sino el storytelling: tradiciones milenarias, promesas de vitalidad y una estética aspiracional que conectaba con millennials.

Sin embargo, tres factores impulsaron un salto hacia el mainstream:

  1. Pandemia y salud preventiva: la demanda de soluciones para inmunidad, estrés y vitalidad creció exponencialmente.
     

  2. Ciencia accesible: estudios clínicos más robustos comenzaron a difundirse no solo en revistas científicas, sino también en medios de divulgación y campañas de marcas.
     

  3. Industria y retail: cadenas de farmacias, supermercados premium y plataformas digitales incorporaron estos productos, desplazándolos de la periferia wellness al centro del mercado de suplementos.
     

Hoy, los bioactivos emergentes forman parte de lanzamientos de gigantes del foodtech y la nutracéutica, lo que consolida su transición hacia ingredientes validados y estandarizados.

Hongos funcionales: del reishi al cordyceps

Los hongos medicinales ocupan un lugar destacado entre los bioactivos emergentes. Tradicionalmente usados en la medicina oriental, su validación científica moderna ha impulsado un crecimiento acelerado.

Principales especies en el radar

  • Reishi (Ganoderma lucidum): conocido como el “hongo de la inmortalidad”, vinculado a inmunomodulación y reducción del estrés.
     

  • Cordyceps militaris y sinensis: asociados al rendimiento físico y la oxigenación celular.
     

  • Lion’s Mane (Hericium erinaceus): en estudio por sus efectos en neuroprotección y memoria.
     

  • Chaga (Inonotus obliquus): antioxidante potente con aplicaciones en longevidad.
     

Evidencia y estandarización

Los ensayos clínicos apuntan a efectos en la modulación del sistema inmune, reducción de inflamación y mejora cognitiva. La estandarización se centra en β-glucanos y triterpenos, compuestos bioactivos que aseguran potencia y reproducibilidad de resultados.

De las cápsulas a las bebidas

Hoy, estos hongos no solo se venden en extractos en polvo o cápsulas, sino también en cafés, chocolates y bebidas listas para consumir. Startups como Four Sigmatic y marcas globales los han popularizado, creando un “nuevo mainstream” de productos funcionales.

Desafíos regulatorios en LatAm

  • Argentina: el Código Alimentario Argentino (CAA) es restrictivo, y muchos hongos no figuran como ingredientes autorizados para suplementos.
     

  • Brasil (ANVISA): permite algunos extractos bajo la categoría de “alimentos con alegaciones de propiedades funcionales”, pero exige dossiers de seguridad y eficacia.
     

  • México (COFEPRIS): más flexible, con vacíos regulatorios que facilitan la entrada, aunque sin lineamientos claros.
     

La falta de homogeneidad crea incertidumbre, pero también abre oportunidades para empresas que invierten en evidencia local y en alianzas regulatorias.

Adaptógenos herbales: de la ayurveda a la validación clínica

El término “adaptógeno” se refiere a plantas que ayudan al organismo a manejar el estrés físico, mental y ambiental. Aunque su uso es ancestral, su auge actual se debe a la convergencia entre ciencia, marketing y la demanda de soluciones para el bienestar mental.

Ingredientes clave

  • Ashwagandha (Withania somnifera): evidencia sólida en reducción del cortisol, mejora del sueño y apoyo cognitivo.
     

  • Rhodiola rosea: usada para combatir fatiga y mejorar el rendimiento mental.
     

  • Ginseng (Panax ginseng): histórico en Asia, asociado a energía y vitalidad.
     

  • Maca andina: vinculada a vitalidad y equilibrio hormonal.
     

De claims tradicionales a evidencia clínica

Estudios doble ciego han mostrado que extractos estandarizados de ashwagandha, reducen los niveles de estrés y mejoran la memoria de trabajo. La estandarización asegura consistencia en compuestos activos.

Regulación en LatAm

  • Argentina: la mayoría de adaptógenos no está oficialmente reconocida en el CAA, salvo casos como la maca o el reishi que se incorporó recientemente.
     

  • Brasil: ANVISA permite el uso bajo ciertas condiciones de seguridad y etiquetado.
     

  • Chile y Perú: más abiertos, en especial con la maca como ingrediente autóctono.
     

La falta de un marco unificado limita la expansión de productos multicategoría, aunque no impide que empresas globales se instalen con líneas premium de adaptógenos en retail y e-commerce.

Postbióticos: la nueva generación del microbioma

Tras el auge de los probióticos y prebióticos, los postbióticos emergen como la tercera ola en la ciencia del microbioma.

¿Qué son los postbióticos?

Son metabolitos, fragmentos celulares o compuestos bioactivos derivados de microorganismos inactivos que, a pesar de no estar vivos, generan efectos positivos en la salud.

Beneficios en estudio

  • Inmunidad: estimulación de la respuesta inmune sin riesgo de colonización patógena.
     

  • Salud intestinal: mejora de la barrera epitelial y reducción de inflamación.
     

  • Dermatología y cosmética: aplicaciones en ejes intestino-piel.
     

Estandarización y players clave

La ISAPP (International Scientific Association for Probiotics and Prebiotics) estableció lineamientos para definir y etiquetar postbióticos, lo que facilita la regulación.

Regulación incipiente en LatAm

En la mayoría de países de la región, los postbióticos aún no cuentan con categorías específicas, lo que obliga a registrarlos bajo marcos generales de aditivos o alimentos funcionales. Esto crea un terreno ambiguo, pero con gran potencial.

El desafío regulatorio en LatAm

La innovación avanza más rápido que la normativa, y eso se refleja en el mapa regulatorio regional:

  • Argentina: el CAA no contempla explícitamente a hongos adaptógenos ni a postbióticos. Las empresas suelen apelar a figuras legales intermedias como “fibra” o “extracto vegetal”.
     

  • Brasil: ANVISA lidera en flexibilidad, pero exige evidencia clínica y dossiers completos.
     

  • México: mercado abierto por vacíos regulatorios, lo que favorece la comercialización, aunque con menor control de calidad.
     

  • Chile y Perú: casos intermedios, con reconocimiento de ingredientes autóctonos.
     

La falta de armonización genera altos costos regulatorios y barreras para multinacionales y pymes. No obstante, se abre una oportunidad estratégica: las compañías que logren demostrar seguridad y eficacia en estudios locales podrán posicionarse como pioneras y generar influencia en la definición de nuevas normas.

Consumidores: salud mental, inmunidad y longevidad

El interés por estos bioactivos no es casual. Las motivaciones de los consumidores reflejan cambios profundos:

  1. Salud mental: estrés crónico y ansiedad impulsan la búsqueda de adaptógenos y hongos como lion’s mane.
     

  2. Inmunidad: la pandemia dejó instalada la necesidad de fortalecer defensas, lo que favorece a reishi, cordyceps y postbióticos.
     

  3. Longevidad y vitalidad: antioxidantes y compuestos antiinflamatorios se alinean con la aspiración de un envejecimiento saludable.
     

La narrativa que conecta mejor es la de “ancestralidad validada por la ciencia”: ingredientes con historia cultural que ahora se respaldan en ensayos clínicos y sellos regulatorios. Esto permite construir confianza en consumidores cada vez más exigentes.

Conclusiones y perspectivas

Los bioactivos emergentes atraviesan una transición decisiva. De ser parte del “hype wellness” y las dietas alternativas, pasaron a integrarse en suplementos y alimentos respaldados por evidencia científica y estándares de calidad.

En América Latina, el escenario aún es desafiante: la regulación fragmentada frena la innovación, pero al mismo tiempo abre espacio a quienes se adelanten con estrategias de validación clínica y construcción de alianzas regulatorias.

El futuro apunta a la convergencia: fórmulas híbridas que combinan hongos, adaptógenos y postbióticos; nutrición personalizada basada en el microbioma; y la consolidación de un consumidor que no se conforma con promesas, sino que exige eficacia comprobada.