Por: Fundaci&oacute;n Vida Silvestre La forma en que venimos produciendo alimentos a gran escala -tanto para el consumo interno como para la exportaci&oacute;n- debe revisarse, con el objetivo de lograr un real desarrollo sustentable compatible con la alimentaci&oacute;n de una poblaci&oacute;n global que crece y con el mantenimiento de los servicios que brindan los ecosistemas. La p&eacute;rdida de biodiversidad amenaza tambi&eacute;n la seguridad alimentaria, por lo que las acciones para transformar nuestro sistema alimentario mundial se vuelven prioritarias. El pedido de lograr la seguridad alimentaria se torna a&uacute;n m&aacute;s fuerte La inseguridad alimentaria es uno de los mayores desaf&iacute;os, as&iacute; como lo son la p&eacute;rdida de la naturaleza y el cambio clim&aacute;tico. Si no los abordamos, las generaciones futuras heredar&aacute;n un planeta inestable que no puede proveer para todos. En un mundo en donde los sistemas alimentarios no son sostenibles y deber&iacute;an serlo, es necesario un acuerdo para lograr una alimentaci&oacute;n sustentable. Si continuamos por el camino de los sistemas alimentarios nocivos, las crisis actuales de seguridad alimentaria, naturaleza y clima empeorar&aacute;n, con repercusiones en la salud y el bienestar humano. El Informe Planeta Vivo 2022 de WWF propone un marco para que los pa&iacute;ses aceleren y escalen el cambio de los sistemas alimentarios a nivel nacional en la producci&oacute;n, la p&eacute;rdida y el desperdicio de alimentos y el consumo. El informe tiene como objetivo ayudar a los gobiernos individuales a considerar qu&eacute; acciones de transformaci&oacute;n de los sistemas alimentarios deben priorizar, a trav&eacute;s de una visi&oacute;n informada y basada en la ciencia de las palancas de alto impacto y las oportunidades y compensaciones que presentan en las agendas ambientales, sociales y de salud. Dicho informe destaca que las especies de vida silvestre han disminuido en un 69% en promedio desde 1970. Los sistemas alimentarios son una de las principales causas: el 70% de toda la p&eacute;rdida de biodiversidad en la tierra y el 50% en agua dulce est&aacute; estrechamente relacionado con la forma en que producimos alimentos. y lo que comemos. Los sistemas alimentarios tambi&eacute;n generan alrededor del 30% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero. A su vez, las crisis clim&aacute;tica y de la naturaleza exacerban la inseguridad alimentaria; hasta 828 millones de personas pasaron hambre en 2021, y se prev&eacute; que el calentamiento global reduzca nuestra capacidad de producir suficientes alimentos saludables. Si bien m&aacute;s de 150 pa&iacute;ses se comprometieron con sistemas alimentarios sostenibles y equitativos en la Cumbre de Sistemas Alimentarios de las Naciones Unidas en 2021, la implementaci&oacute;n se ha visto obstaculizada por la falta de un acuerdo vinculante o integraci&oacute;n con otros procesos. La mayor&iacute;a de los pa&iacute;ses contin&uacute;an pasando por alto soluciones cr&iacute;ticas como cambiar a dietas m&aacute;s saludables y sostenibles y eliminar la p&eacute;rdida y el desperdicio de alimentos, cuando se trata de compromisos clim&aacute;ticos y naturales. &ldquo;Las nuevas tendencias sobre el consumo responsable y las exigencias tanto de los consumidores como de ciertos mercados empujan a los productores, las empresas y marcas globales a incluir nuevos lineamientos en materia de sustentabilidad. Es por eso que resulta necesario sumar la trazabilidad ambiental a los productos para asegurar que toda la cadena productiva sea libre de deforestaci&oacute;n y conversi&oacute;n de ambientes naturales: es decir, que no se hayan realizado desmontes ni se hayan transformado &aacute;reas naturales en ninguna de las etapas del proceso de producci&oacute;n, industrializaci&oacute;n y distribuci&oacute;n&rdquo;, expresa Mar&iacute;a Eugenia Periago, Coordinadora de Manejo y Producci&oacute;n Sustentable de Fundaci&oacute;n Vida Silvestre. <p style="text-align: center;"> Las consecuencias de seguir por este camino tendr&aacute;n efectos sobre el clima, la provisi&oacute;n de agua, la estabilidad y calidad de los suelos y, en consecuencia, sobre la misma producci&oacute;n de alimentos, afectando no s&oacute;lo a la seguridad alimentaria global, sino tambi&eacute;n al principal sector exportador de la econom&iacute;a argentina.&nbsp; En este contexto, es necesario llevar a cabo acciones para transformar los actuales sistemas de producci&oacute;n de alimentos y lograr un real desarrollo sustentable, compatible con la alimentaci&oacute;n de una poblaci&oacute;n global que crece y con el mantenimiento de los servicios que brindan los ecosistemas y la conservaci&oacute;n de la biodiversidad.&nbsp; Lograr la transici&oacute;n a cadenas de suministro libres de deforestaci&oacute;n y otros tipos de conversi&oacute;n de ambientes naturales (Deforestation and Conversion Free o DCF por sus siglas en ingl&eacute;s) es algo que no puede esperar. Para ello, es inminente garantizar la trazabilidad: llevar a cabo procedimientos para la identificaci&oacute;n y el registro de los datos relacionados con un producto determinado a lo largo de las cadenas de producci&oacute;n, industrializaci&oacute;n y distribuci&oacute;n. Mediante estos procesos, es posible rastrear el camino seguido por un producto desde su origen hasta su destino final, sumando adem&aacute;s los impactos sociales y ambientales de toda la cadena de suministros. El objetivo est&aacute; claro: necesitamos modificar y repensar las bases, cambiar la forma en la que producimos alimentos y convertir dicho modelo en un modelo integral y no aislado, que responda a los cuidados ambientales, sanitarios y sociales. Buscamos redefinir los modelos de producci&oacute;n y de consumo, respondiendo a las tendencias alimentarias y productivas que demanda el mercado global y garantizando los cuidados necesarios para todos los consumidores, as&iacute; como tambi&eacute;n para nuestra tierra.